Hace aproximadamente un año, comencé con un súbito y atormentador estado físico – mental y emocional; en este “infierno”, mi hija mayor contactó con la clínica.
En mi arribo (dentro de este deplorable estado), encontré un espacio limpio y acogedor; nadie me señaló o miró con morbo; la atención a mi persona fue inmediata, coordinada, cálida, contenedora y sobre todo humana y profesional.
Al correr aproximado de un par de meses, abrí los ojos a la realidad (aún cuando desde mi infancia había pasado por consultas psiquiátricas, psicológicas, terapias grupales; estos estados críticos regresaban); esta vez fue muy diferente. Con intercomunicación, ingresamos a terapia familiar con la Psic. Ivette Yarch Martínez, conjuntamente, consulta psiquiátrica con la Dra. Psiquiatra Olga Lidia Martínez Aguilar y en terapia individual con la Psic. Irazema González Pérez; todos ellos han formado un equipo; entonces comencé a tomar conciencia de mí.
¿Alguna vez has sentido pánico, angustia, depresión, ansiedad?; ¿has sentido que las piernas se te doblan, que el aire te falta, que el corazón late a toda prisa? ¿Crees estar entrando a la locura, sudas frío y te quemas por dentro? ¿No puedes dormir? ¿No puedes salir pero tampoco entrar?…
Aquí, con un mínimo de esperanza, encontré el “milagro” esperado, basado en el conocimiento, preparación, experiencia, especialización de cada uno de mis salvadores.
Gracias a todos ellos y en su conjunto, a la dirección general, quienes desde un principio me ofrecieron una sonrisa, una acción contundente y profesionalismo de primera línea.
Por favor, en cualquier caso que alguien se identifique con esto que escribo y/o algo relacionado ¡NO DUDEN EN CRUZAR LA PRUERTA HACIA LA CLÍNICA DE LA ANSIEDAD!
Con el amor que he ganado hacia mí misma, te doy este mensaje ¡no estás solo!